- Llegaremos a ser más culpables que la persona que ocasionó la herida.
- La misericordia de Dios y su gracia hacia nosotros se apartarán. Luego, a medida que las cosas comiencen a ir mal en nuestras vidas, no lo entenderemos, porque estaremos en desobediencia.
- Los maltratos de nuestro perseguidor en contra nuestra,continuarán robándonos la paz. El obtendrá la victoria al lograr herirnos de forma permanente.
- En cuanto Satanás logre conducirnos a tener pensamientos de venganza, él podrá llevarnos a pecados aun más mortales. Y cometeremos transgresiones aun peores que éstas.
Cada vez que pasamos por alto las ofensas y perdonamos los pecados cometidos en contra nuestra, traemos gloria a nuestro Padre celestial. Al hacerlo, nuestro carácter es edificado. Cuando perdonamos como Dios perdona, Él nos lleva a una revelación de favor y bendición que nunca conocimos.
Jesús nos dice que debemos amar a aquéllos que se han hecho nuestros enemigos, haciendo tres cosas:
1. Debemos bendecirlos.
2. Debemos hacerles bien.
3. Debemos orar por ellos.
En Mateo 5:44 Jesús dice: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen.”
David Wilkerson
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